lunes, 15 de octubre de 2007

DESCUBRIR, APRENDER, CREAR

En la navidad del año 2004, mientras buscaba algunos regalos y harta de dar vueltas, entré en unos grandes almacenes -que no mencionaré por no hacer publicidad innecesaria- y en la sección de poesía de la librería encontré un libro de un poeta que me había recomendado Olvido García Valdés en una conversación que tuvimos mientras visitábamos el pueblo, y en el que ella puso mucho énfasis para que lo conociese: Antonio Gamoneda. El nombre había surgido en una conversación distendida en la que yo no puse especial atención, la verdad, pero que al verlo en el estante, recordé inmediatamente. El libro en cuestión era: "Poesía en la Residencia", y era consecuencia de una lectura poética realizada en la Residencia de Estudiantes.
Tengo que reconocer que fue un gran impacto el descubrirlo. Simplemente, me encantó. Me gustó sobre todo el lenguaje tan particular que utilizaba en sus poemas, me gustó su formula poética en general, y algunos me dejaron perpleja. Cuento todo esto, porque influida por su forma de hacer poesía, yo escribí un poema:



DEL BLANCO-rojo-AL NEGRO


Sobre el blanco y su quietud,
bajo su transparencia,
en la médula del blanco
los colores arden.


.........................


He visto sangrar al blanco,
sus mordeduras,
brechas oscuras.
Vi cómo el color mutaba,
sólo queda la mancha
abrasando su piel.


..........................



Detrás del blanco
acechan todos los demás
como relámpagos incandescentes
van minando su transparecia;
después, sólo oscuridad en sus párpados.


Nada que ver con la poesía de nuestro premio Nacional, pero fue un buen intento.

2 comentarios:

Miguel Calvillo dijo...

¿Te das cuenta de que tus poemas son incendiarios, siempre hay algo de lo que salta la chispa?

isabel dijo...

Bueno, no sé si eso es exactamente así, supongo que el instinto tiene mucho que ver en esta historia, a veces escribimos por impulsos y otras con intención, no hay una fórmula aplicable de forma igualitaria en la creación.