miércoles, 13 de febrero de 2008

ALGUNAS IMÁGENES

Imagen 1

Sabíamos que se había enamorado del director aunque parecía un hombre; sin embargo, un triángulo de amores se entrecruzaba por esta historia apenas imaginada. Según sucedería... más bien soñada.

Nada estaba presente en aquel desliz, un gran vestido y una luminosidad que no había sido entrevista en otras ocasiones. Decidieron entrar en una casa que luego se convirtió en un zulo del cual apenas era inimaginable salir, bien que la luz entraba por una tronera perfectamente visible. Pero se soñaban muchos celos en la ciudad.¡ Era tan hermosa!:

¡Sin posibilidad de apartarse de ella! Cuando paseaba por la ribera, indiferente y segura, desde lejos era observada por la mitad de los energúmenos que descansaban en sus repletas oficinas; los demás, no podíamos dejar de admirarla y amarla.

Preguntaba por el agua. Algunos le comentaban: “Pero si venimos del mar”. Allí llevaba viviendo veinte años de su existencia dulce y aún preguntaba por estos lugares. Pero seguía siendo bella hasta hacerse la pregunta más insolente e inocua.

Hubo veces en que la persiguieron constantemente los más atrevidos esperando una esquiva mirada que no iba para ellos. No iba a ningún lugar. Simplemente era una diosa que desconocía sus propias veleidades. Una diosa que alumbraba y no consentía en desaparecer, pues el director se había enamorado de ella. Flores hubo que se inclinaron bajo la lluvia y que desaparecieron ante su paso; imaginados inspectores argumentaron su teoría sobre las faldas soñadas de ella; dioses hubo que despreciaron su palabra por el silencio y la envidia de no poder contemplar su belleza; amigos que eran de otros y dejaron de serlo de ellos mismos para incorporarse a su séquito; pequeñeces que variarían el rumbo de aquel velero que se jactaba de contemplar al viento, odiarlo y obligarlo a dirigirla hacia mares que eran espejos donde pudiese contemplarse y refractariamente hacer huir a los peces que lloraban por no haber conseguido
aquella excelsa belleza. Pero, el director se había enamorado de ella. Y todos creíamos que sería el fin de nuestra existencia, el fin del mundo en un desastroso amanecer sin sol, en un atardecer con una luna negra.


Imagen 2

La salida del zulo se hizo imposible; quizá ese atrevimiento terminara ahogando a la belleza de aquel ser. Mejor no haber probado el zulo. En la persecución de lo bello, el riesgo reside en lo intrincado del camino, en lo inesperado del resultado final. La luz comenzó a faltar al mismo tiempo que el aire. Sin contradicción, no existía falta de luz, pero sí luminosidad. ¡Qué paradoja!


Imagen 3

Pero el sueño se había despertado demasiado pronto; los impulsos, junto a la fuente que despegaba entre chorros malditos, sólo transmitían una tristeza que esperaba en la estación sin saberlo. El amor- en oficiosa oscuridad- se desgranaba segundo a segundo y no aparecía remedio alguno. No era tiempo, ni momento de pensar en nada; una rabia inconmensurable deshojaba a unas pequeñas margaritas que se retorcían sin motivo alguno.


Imagen 4

Y otra vez la obscuridad apenas intuida a no ser por el silencio de lo que se mueve. Y un grupo de gente paseando por el pasillo, demasiado interesada en tu vida y en tus lágrimas. Y comienzan a surgir dudas estrambóticas y vuelves a ver el zulo que no desempeña idea alguna. Es una cámara oculta que graba las ideas de tu cerebro y que impide un jadeo refrescante... un respiro que la placidez del mar no entienda.


Imagen 5


De todas formas casi todo es imagen, aunque difuminada; casi todo son imágenes de ese momento incomprensible que es el sueño. Pero el tiempo ha descubierto al espacio una vez más y ha sido capaz de convertir en realidades ensoñaciones que despegan de nuestro ser en los instantes más inoportunos, cuando el espacio va quedándose reducido a eso que llamamos fragmento de la realidad, cuando algunos jinetes siguen cabalgando-en contra de las inoportunas variaciones- muy lejos, allí donde el sol es sólo un pequeño atardecer sin más importancia que la de un humano.


Imagen final


Traquetea el tren suaves sonidos que son puñales en el alma, augurios de un mundo nuevo al que habrá que enfrentarse.

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