viernes, 25 de julio de 2008

SECUENCIA







Hoy la niebla está impidiendo oír una sonata;
esa falda casi transparente y aviolinada como único enser
descubre una cobardía hecha de jirones grisáceos en el mar.

¿No serán natillas tu sustento? Pero...
poco a poco vas afilándote entre sollozos mustios,
gritos de dolor rodeando el poliedro que es tu mente,
azucarado y larguicándido como garza aceitosa.

ese largo aliento flaquea, disminuye soberanamente,
se escurre por los pámpanos de los tejados
dejando un sabor agridulce a tu valentía.





Nada hay que justificar. Todo es longitud liberadora.
Ir parcheando las ropas descubre al cuerpo demasiado pronto
lo enajena demasiado pronto, lo vacía...

¡Nada hay que justificar!
A no ser esos besos que se escapan de la boca
como lanzados para herir
o esas llamas que nada tienen que ver con lo eterno.





Al final... el color se ha confundido con la noche
atravesando miles de callejas llenas de carroña
y ahuecando el ala por lo que pueda suceder.

Las teclas se han quedado sordas
mirando al violín de la noche, escudriñando tus entrañas
...eso sí, ¡ las más profundas...!


En la superficie continúa la jácara que nos amordaza
¡ y eso siempre es evitable...!



No es un verso,
sólo un ritmo de vals esperando ver tu cara...
¡Así se alargue hasta el infinito...!
en espera de un tiempo más corto para jadear.

No, no es un verso...
es un ritmo de vals eterno y etéreo como la aprehensión,
esas ropas regaladas en beneficencia
para presumir después en el silencio de la música.

No... no es un vals...





Has visto la naturaleza derretirse en tus venas,
esparcirse por los recovecos en silencio.

O...¿ acaso los grumos de la mente te obnubilaron
para desaparecer en la lejanía para siempre?

No hay comentarios: