martes, 6 de octubre de 2009

En una ocasión me enamoré de una voz,
llena de verdes, de imágenes azules
y de vientos lejanos que acariciaban apenas
nuestra dura piel ya maltratada.

Fue en una mañana macilenta, una mañana
Igual de seria que las verdaderas olas agresivas
Que amenazaban hundirnos en el fondo
De esos mares que increpaban sin saberlo.

La posible aventura del amor tuvo sabor acre,
Como ese otro que indica ruta falsa,
Aquel que a los mares del sur llegó un poco cálido,
Quizá ya… extremadamente cálido.

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