viernes, 30 de octubre de 2009

Los días de diario

Si pretendes viajar lejos de lo cotidiano,
no te despojes de la ropa de diario,
ni siquiera de la que nunca te ha servido
porque de moda ya haya pasado.

Si has intentado compartir
con viejos comensales una comida de diario,
"refrutécete" con las viandas conocidas,
por aquellas que a todos parecen sabrosas.

Intenta, como único manjar, saborear lo dulce,
lo amable del que no enseña el hombro
nada más que para esperar una carga insorportable.

Y, cuando tus fuerzas se hayan extinguido,
busca una mujer de anchas espaldas
que soporte los versos amargos sin sentido,
algo que resulte indescifrable en los días de diario.

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