viernes, 30 de abril de 2010

El error

Los inescrutables caminos del misterio son una mierda.
Los duros detectives se convierten
en dulces mariposas que lloran en oficinas
que vigilan hasta los propios dioses.

El humo, apenas perceptible por los vecinos,
es una mentira
que esconde la incapacidad de investigar
lo más sencillo.

Las pruebas, otra mentira libresca más
que desfallece con el desamor de Marlowe;
con su poca consistencia de ser amargo
gira a un punto de encuentro inacabado.

Sería difícil deshacerse del caso de mil dólares
de los cincuenta.
O las rodillas de miss Bertley verlas
incluidas en las huríes de Farlon.

El error reside en no descubrir nada propio,
en dorar la píldora del más débil
que acumula demasiados sentimientos sin querer,
para acabar hundiendo la voz en un sitio hueco.

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