jueves, 14 de octubre de 2010

Son los desamores

Aquellas que nos dejaron un sabor amargo
en la vida;
están tan lejos de nosotros
como una ligera víbora no deseada.

Aún me acuerdo de su falda aviolinada,
de su gesto falsamente alegre,
de sus ojos claros y opacos
contemplando a los viejos en la ciudad..

Pero,yo,como idiota, veía sólo los frisos
de los portales;
nunca a las otras bellas mujeres que
como un cuadro de Julio Romero se reían
del bellísimo sol.

Sólo el destino me indicó el camino:
viaja-sin maletas- solo en la mañana.
y hazte un ser poético que haga de las palabras
un ser imposible.

Y,equívocadamente, contempla los sitios oscuros;
aquellos que, en su momento,
despejaron por reflejo de lo negro
una luz tenue que me hizo sonreír.

Después de todo , ha sido como siempre:
una larga hilera de humo,
calles que se volvían curvas en los momentos
más positivos.

Escuchar inútiles consejos
de grandes amigos eunucos no era ya un consuelo,
era la verdadera imagen de la desidia
que me acompañaba triste y solo
por las más humildes calles de Córdoba.

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