viernes, 19 de julio de 2013

La Barrosa

Somos gente ruda, aburrida, cambiable y sentimentalmente seria.
El agua del mar es solícito manjar, mojado y frío en verano,
despreciable por multitud; durante el invierno seco y gentil
el que contempla a las mismas mareas bajas en la curva.

Era broma.Sorprendimos esta tarde a un viejo escualo
nadando a contracorriente, advirtiendo de su amenaza
con fieros dientes, afilados, sonrientes muecas de gin tonic
y un severísimo sol que escudriñaba entre las últimas dunas.

Antiguos visitantes de esta playa presumían de su conocimiento,
del sudor frío, el que les hizo regresar al mismo lugar
y crear una imagen falsa de la arena que ahora está sucia,
menuda y poco fértil a no ser por esos jóvenes...no sé.

¡Tanto hemos cambiado, hemos ignorado a lo abandonado
de este rincón, ahora lleno de cobardía escondida del destino
o, nuestro tiempo se ha marchado irremisiblemente de estas aguas,
y, ahora, somos olvido de los besos y las caricias de la mar!


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