lunes, 30 de diciembre de 2013

Dedicado a los que creen que el amor es para jóvenes



Te perdí y te miré muy lejos del beneplácito, del desamor
que supuso la última vez una riña inútil, fugaz y bella
como una suave carretela que florece al lado del mar
y se esconde al lado de las olas sin mirarse a los ojos.

Y entonces pensé: tal vez mañana estaré muy lejos
de los aspavientos  y las cinturas de las mujeres
que me hacen soñar con los ojos más azules,
las que me convertirán en un ser ofidio despreciable.

Las miradas que me alejaban de ti eran puñaladas,
enormes besos dulces que eran vanidades de jóvenes,
jóvenes que soñaban con faldas aviolinadas y largas
y eternos deseos de saber qué volverá a ocurrir.



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